INTRODUCCIÓN

Estamos en una época donde el progreso tecnológico ocurre a velocidades nunca antes experimentadas. Nadie duda de la tecnología que parecía ciencia ficción hace unas décadas es ahora realidad en muchos casos. La medicina es una de las áreas donde precisamente el desarrollo científico se aplica con mayor interés, por lo cual esperaríamos que las enfermedades y el sufrimiento estuvieran desapareciendo del mercado humano así como desaparecen los dispositivos de la tecnología que son reemplazados por el último modelo. Sin embargo la enfermedad va más deprisa que el desarrollo tecnológico y no logramos alcanzarla.

A pesar del avance científico y tecnológico que ponemos a nuestra disposición, las epidemias continúan, las infecciones y el hambre prevalecen en muchos países, millones de personas siguen sin agua potable ni acceso a servicios apropiados de salud, la brecha social se mantiene en aumento, las enfermedades crónicas se hacen más prolongadas y muchas personas viven más tiempo pero enfermas. Esto sucede en gran medida porque orientamos nuestra atención y energía a reparar máquinas humanas mal tratadas en lugar de prevenir el daño utilizándolas de manera razonable, y por otra parte a la falta de un verdadero interés de quienes deciden las políticas en atención primaria en salud.

La tecnología en salud se observa fácilmente en la medicina alópata ortodoxa, mientras que la que surge en medicinas alternativas suele con frecuencia pasar desapercibida. Sin embargo, es ésta última la que se acerca más a la ciencia ficción y podrá con facilidad convertirse en la tecnología que utilizaremos con mayor frecuencia en un futuro cercano, además porque cada día aumenta el número de médicos, terapeutas y pacientes que buscan con una mente abierta, nuevas opciones de prevención y diagnóstico, tratamientos menos invasivos y con menores efectos adversos.

La medicina es el arte de prevenir enfermedades, diagnosticar acertadamente dolencias y patologías que se presentan en los seres vivos, así como intentar curar con los mejores tratamientos disponibles, rehabilitar cuando no hay otra posibilidad de revertir el proceso y ayudar a morir dignamente y sin temores cuando el fin de la existencia se acerca. El fundamento de la medicina es respetar la vida misma y combatir el sufrimiento.

La Medicina de la Autoconsciencia (MAC) ayuda a que estos objetivos se consigan mediante la búsqueda de niveles superiores de consciencia, tanto en el paciente como en el terapeuta, mediante el reconocimiento y la reconexión con nuestro verdadero Ser, que clama por salir de la mecanicidad y el sufrimiento. Con la MAC se logra activar fuerzas desconocidas dentro de nosotros que nos llevan a atraer situaciones, relaciones y pensamientos que proporcionan salud física, emocional y mental. Con la MAC en lugar de racionalizar el dolor y el sufrimiento, se consigue bloquear esa tendencia arraigada a lamentarnos por el pasado, juzgar constantemente, buscar culpa en nosotros o en los demás y temer o imaginarnos con frecuencia el futuro incierto. Estos comportamientos dan orígen a cicatrices y trastornos emocionales que a su vez ocasionan enfermedad, desequilibrio, sufrimiento y muerte.

Con una perspectiva holística e integral, se puede conseguir un mayor compromiso para prevenir o enfrentar nuestras enfermedades y trascender las características materiales de un cuerpo físico-químico-biológico-cuántico, hasta alcanzar observar y vivenciar los aspectos más sublimes de la existencia incluyendo el ámbito espiritual y la consciencia más allá de la mente.

No importa cuanto se esfuercen la medicina y la ciencia actual por mejorar la salud de las personas, mientras se mantenga el mismo patrón global de comportamiento que se lleva en la actualidad, siempre existirá la enfermedad y el sufrimiento. Hay varios parámetros que nos indican que estamos yendo por el camino menos apropiado si lo que buscamos es una salud estable tanto física como emocional, así como un hábitat planetario equilibrado para garantizar la convivencia armónica entre los pueblos, y entre el hombre y la naturaleza.

Por otra parte, es completamente necesario trascender más allá de los sentidos, las emociones y la mente, para comprender nuestra verdadera Esencia y concentrar nuestros esfuerzos en los asuntos que verdaderamente podemos cambiar con el fin de transformar nuestra vida en una experiencia significativa.

Si lo que de verdad deseamos es un organismo saludable, necesitamos ciertos ingredientes básicos para lograrlo. Necesitamos por ejemplo una mente clara, un aparato emocional balanceado donde predominen las manifestaciones positivas como la paz y el amor, y un cuerpo en armonía con la naturaleza, el universo y el cosmos visible e invisible.

Por lo general llegamos a este mundo y caemos a la suerte del Destino en algún lugar teleológicamente preconcebido por el orden cósmico. La sociedad en la que nos toca crecer y desarrollarnos al igual que los eventos a los que nos tenemos que exponer o confrontar a diario, se encargan de moldear nuestra biografía y poco a poco sale de esta fábrica social un individuo que garantizará la perpetuidad del sistema que mantiene el engranaje dentro de los límites reconocidos. Es un sistema mecánico, automático.

La manera como reaccionamos a esta biografía va generando una biología específica que a su vez depende de la espiritualidad forjada según la cultura, la filosofía y la religión que se cristalizan progresivamente en el aparato emocional, mental y físico de cada individuo.

Si logramos conocer un poco más sobre esa máquina humana que adoptamos desde el nacimiento, así como de algunas de las leyes que la mantienen en funcionamiento, es posible entonces saber como sostenerla dentro de una operabilidad apropiada y lograr algún día el estado de consciencia objetiva. El proceso para lograrlo puede chocar contra las normas de la maquinaria cultural y social establecida, lo cual se puede convertir para algunos en una limitante para alcanzar el autoconocimiento y desarrollo propuesto por la MAC.

Un estado de bienestar no se consigue a menos que nosotros mismos, como terapeutas o como pacientes, alcancemos un nivel de consciencia en el cual decidamos con devoción, tenacidad, convencimiento y constancia, buscar el equilibrio emocional, mental y espiritual. Es importante que el médico o terapeuta vibre en armonía con la naturaleza y el cosmos para que su nivel de consciencia funcione a favor de la salud de sus pacientes. La salud de un individuo depende en primer lugar de su propio nivel de consciencia, pero también influye el nivel del terapeuta que trabaja para ayudarle a seguir el camino mas efectivo.

La MAC ayuda a que estemos en armonía para encontrar ese nivel de salud consciente. Un terapeuta con consciencia enferma difícilmente conseguirá llevar a sus pacientes a un estado de salud integral. La consciencia enferma puede manifestarse mediante adicciones, hábitos y conductas que van en contra de la salud. El tabaco, el alcohol, las drogas, la comida chatarra, carnes, lácteos y cafeína son ejemplos de sustancias que llevan a la adicción y actúan en contra de nuestra salud. Por supuesto que todo depende de la dosis, sin embargo evitar estas sustancias conlleva no solo a un estado mayor de salud

física, sino que facilita la conexión necesaria para alcanzar el grado de consciencia que brinda bienestar y paz interior. La práctica de la MAC potencializa de manera sinérgica las acciones del terapeuta y el paciente ayudando a que los objetivos de salud y bienestar se alcancen con mayor facilidad y de manera más duradera.

Alcanzar la salud no se logra con quitar un tumor, una catarata o reemplazar un órgano; se consigue al armonizar el cuerpo, las emociones y la mente, con el verdadero Ser que somos, para que nos desarrollemos satisfactoriamente mientras experimentamos la aventura de la vida.

Con este manuscrito se pretende introducir un sistema que ha existido desde hace muchos años y ha sido proclamado por sabios y maestros espirituales. El sistema busca integrar los centros instintivo, emocional y mental del ser humano y armonizarlos con la Esencia espiritual para que de manera intuitiva busquemos la prevención de las enfermedades más frecuentes, realicemos el tratamiento apropiado de las patologías ya establecidas, y consigamos una comprensión más profunda de la vida y la muerte para aceptar con un mayor nivel de consciencia, amor, paz y humildad, los eventos que nos suceden cada día mientras llega la hora de abandonar el cuerpo. Todo esto debe estar debidamente orientado para buscar un permanente contacto con nuestro aspecto espiritual.

El proceso básico para introducirnos en la MAC tiene siete pasos que se describirán de manera sencilla y general, asociados a narraciones de experiencias basadas en las enseñanzas ancestrales y místicas, así como las adquiridas por el autor mientras vivía en el Medio Oriente, India, Estados Unidos y Sur América, participando de las enseñanzas de la Kabbalah Hebrea, el Eneagrama de la personalidad, el Cuarto Camino y en «The Truth Community». También se basa en los fundamentos y experiencias forjados en la academia con la práctica de medicina alópata ortodoxa por más de treinta años y recientemente con la práctica de la Medicina Tradicional China (MTCh), homeopatía, terapia neural y otras terapias alternativas como la microcorriente con frecuencias específicas y el láser en frecuencias cercanas al infrarrojo, que el autor ha estudiado y evidenciado su efectividad en muchas patologías especialmente en aquellas que aquejan a la visión como glaucoma, degeneración macular, ojo seco, defectos refractivos y enfermedades crónicas asociadas al ojo.

El crédito de cualquier conocimiento es para los maestros, rabinos, sabios, docentes, instructores y pacientes, con un común denominador: La búsqueda de la salud y la autoconsciencia del ser humano, para desarrollarse de manera armónica con el cosmos hasta alcanzar su unidad y lograr así una vida con significado. Sean bienvenidos a esta aventura de la Medicina de la Autoconsciencia.